martes

REFLEXION CON ARCILINDA

Las chanclas rojo carmesí al lado de la cama. Todo tipo de alimañas revolcándose por las inundables tierras de la aldea. En suerte de posturas exóticas, practicaba Arcilinda, con anhelo, la concreción de sus próximos pecados carnales. Mientras, esperaba.

Al entrar en la alcoba, la felicidad que inundaba a la aldea huyó. El capitán Fu Fú maldecía el nombre de Arcilinda al encontrarla a ella en prácticas amatorias con la cotorra cabezona.

No hubo, en las ideas del noble Capitán, más desorden en su mundo que el de ese día. Con su desdicha a cuestas, acumuló la ira de mil demoños, sin percatarse que Arcilinda fue siempre la más libre de todas las mujeres de la aldea y que lo que hacía era tan solo un intento mas para liberar su alma del cuerpo.

"No hay destino posible sino estelas en el mar", se decía el Capitán Fu Fú.

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